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jueves, 8 de mayo de 2014

Bloque III. Actividad I. Taller literario

Tras haber estudiado las técnicas de transmisión literaria en el aula, el día 9 de Abril, realizamos un taller, en el que en grupos de tres nos iríamos contando cuentos según la técnica que quisiéramos desarrollar: narración, cuentacuentos o lectura.

Yo seleccioné narración pues me pareció la mejor forma de captar la atención de los “niños” y permitirles usar su imaginación por medio de la interactuación que, como dice la teoría, es imprescindible utilizar en la narración, porque a través de ella, les introducimos en la historia, mantenemos su atención, etc.

Mi elección para desarrollar esta técnica fue el cuento “La ovejita que vino a cenar”, escrita por Steve Smallman.



Utilicé este cuento,  porque lo había escuchado en una narración realizada por mi profesora de prácticas y, por tanto, pensé que a los “niños” les iba a gustar y que era indicado para este tipo de estrategia.
Las edades a las que este tipo de cuentos va dirigido son de los 4-5 años a los 5-6; se trata de un libro cargado de emociones, ya que en este periodo de edades la necesidad de sentir y expresar los sentimientos es fundamental.

La preparación consistió en leérmelo varias veces en casa para tener las ideas claras sobre lo que cada página y cada ilustración querían contar y, a raíz de ello, ir introduciendo novedades sacadas de la interactuación con los niños.

El cuento fue narrado tres veces con distintas compañeras, aceptando sus críticas, mejorando cada nueva narración, intentando buscar la “perfección”.
La primera vez, me resultó más difícil, ya que el público era exigente y me comentaron que debía de poner más énfasis con los personajes e interaccionar más en algunos puntos del cuento como por ejemplo: en el momento del beso, en la búsqueda de la ovejita perdida o en el momento en el que ésta tiene hipo.



La segunda vez, introduje las mejoras que mis compañeras me habían sugerido y los comentarios fueron totalmente distintos, ya que me dijeron que podría ponerle un nombre a la oveja, para así personalizarla, dato que me pareció bastante bueno ya que los niños podían identificar mejor los sentimientos. En este caso, les pareció algo largo.


Finalmente y, en mi tercera narración, solo tuve un comentario, ya que la única pega que le veían era que quizá debería de interactuar al principio con las comidas preferidas de mis oyentes, y a raíz de ello, comenzar la narración.

Tras todas las modificaciones que mis compañeras me comentaron, el cuento terminó siendo así:
Al principio realicé una serie de preguntas para introducir el cuento cómo ¿qué tipo de comida les gustaba más?¿qué creían que iba a pasar con el lobo y la ovejita?, etc.
A raíz de las ilustraciones les fui preguntando por la época del año en la que se encontraban los protagonistas, qué tipo de ropa debía de llevar la ovejita al salir a la calle, diciéndoles que se ponía: la bufanda, los guantes, el gorro, el abrigo, las botas, etc.
También les pregunté si ellos se quedaban dormidas igual que la ovejita en brazos de sus papas, y si alguna vez habían tenido hipo ¡Hip!.
Todas mis oyentes fueron participativas y eso me animó a seguir contándolo.

Este tipo de experiencia me ha parecido muy enriquecedora, pues podemos escuchar todo tipo de cuentos, historias y distintas maneras para mejorar nuestra forma de actuar, pensar y poderlo aplicar en un futuro en nuestra propia aula con nuestros niños.

1 comentario:

  1. ... sigue estando perfecto solo que ahora la palabra es la adecuada :D

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